sábado, 27 de marzo de 2010

Buscando título (prototipo de relato)



Un cigarro. La nueva mochila azul, tomada de una sola aza, sobre el hombro derecho. Se despide de todos en la puerta, son las diez y media de la noche y debe volver caminando. Revisa el celular, lo pone en "Normal" y revisa el nuevo mensaje de texto que le llegó hace unos minutos antes de entrar al baño: Xfvor regresa cn cuidado a ksa, llmme kuando llegues, un bso, apúrate. El taxi en que se van sus compañeros está lleno. Mejor caminar rápido, el camino es largo y solo tiene un cigarro.
Van a ser las once de la noche y la batería del mp3 se agotará antes de llegar a casa, un anuncio de low battery aparece iluminando el bolsillo izquierdo. La última canción que iba a escuchar sería Blank pages de The album leaf. Ooo, batería, no me falles ahora. No llegó al grifo que creía era la mitad del camino y ya se sacaba los audífonos. El cigarro se había acabado, a una cuadra de la unversidad y con ayuda del viento. Mientras esperaba que el semáforo cambie a rojo - para los autos - oyó una voz a lo lejos que pedía que la espere. Era la chica nueva.

Era delgada y de baja estatura. Se llamaba Diana. Diana lo había seguido desde que salieron de la universidad. Le pediría un libro o los apuntes de la clase, estaba indecisa. Cuando se decidió a pasarle la voz no recordaba su nombre ¿Alberto, Roberto, Gonzalo, Fernando? Cuando vió que se sacaba los audífonos decidió perdirle que esperara.

Él no se preguntaba por qué la chica nueva le pedía que espere. Él se preguntaba si habría ganado el Barcelona al Arsenal por la liga de campeones, si por fin nacieron los perritos de su tía Eugenia, y sobretodo si encontraría un ambulante para comprar otro cigarro. Tal vez la chica nueva tendría cigarros. Ella le dijo hola con la mano derecha ondeándola en el aire y el respondió falseando la voz, más aguda, diciendo "que tal".

No se le ocurrió más que preguntarle si vivía por ahí, cuando él respondió que no, que caminaba a su casa porque sus demás compañeros acaparaban el taxi y que no podía ir con ellos, le pidió por favor que la acompañe a tomar el bus al paradero. Él preguntó donde era y si estaba lejos. Caminaron dos cuadras hablando solo de las clases del día, de lo aburrido que llegaba a ser el profesor y de eliminar los horarios a las siete de la madrugada. Él le preguntó si le molestaba que fume porque se iba a comprar un Marlboro en la bodega por la que pasaban y que tenía las rejas cerradas. Diana levantó los hombros e inclinó la cabeza un poco.