miércoles, 29 de diciembre de 2010

Como un cuento de Ribeyro


Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico
Mario Benedetti

Hoy amaneció nublado, sin sol, y el cielo con esa extraña manía de llorar por todo. El desayuno de siempre se pasa por el tubo de siempre, se lava el plato y la taza, luego se guarda en el lugar de siempre. El televisor muestra a la misma presentadora de noticias con el mismo corte de cabello y los mismos problemas nacionales. Dos candidatos a presidente no quieren debatir por miedo a demostrar su ignoracia; alguien se salva de morir no sé cómo, no sé dónde; y comerciales. La mañana en que te dije "buen viaje" me sentí como perdido, como Hércules ante su primera prueba para ser un héroe. El secreto de sus ojos, gran película para un martes por la mañana encerrado entre cuatro paredes, que si hablaran... Yogurt, café, pan con queso y jamón.
Te espero, con aquella canción que habla de soñar contigo y angustias no resueltas. Soñar no cuesta nada. Ps3 y esperar. Un par de viejas locas hacen brotar espontaneas risas a pesar de haber leído "Cuando no sea más que sombra" con anterioridad. Sé que son de la colección de Silvio en el Rosedal, pero lo leo con unos cigarros en la boca, y tú, ausente por tiempo indefinido.
La tarde y la noche se pierden en la nada y duran lo que tarda en llegar, otra vez, el nuevo día, en volver a preparar el desayuno, el yogurt, el café, el pan con queso y jamón, los intentos con la Ps3, la película que toca.
Esta noche no he dormido, no sé si es porque te esperaba o por el insomnio. En cualquiera de los dos casos, el café tiene la culpa. Por la noche, me alisto, quedo con mi hermano y un amigo para caer en nuestras pulsiones ludopáticas. Me alisto para salir, casaca para la lluvia y dos monedas para las apuestas. Un Marlboro para el camino. Llego. Juego. Pierdo. Vuelvo. Espero. El mensaje llega a las 5:35am al son de los embajarodes criollos y un ahí ahí en la radio que quedó encendida toda la noche y me acompaña a la fuerza por no poder moverse. El insomnio se va, pongo algo del sueño bajo la cama y otro poco lo dejo entre las sábanas. Me levanto no sé bien por qué, voy al baño, apago la radio y enciedo la tv. El sol ha salido. Ha llegado.
Despierto a todos en la casa con mis tempranísimos andares en sandalias, con el jugo de papaya, con la estática del estabilizador del reuter y esas cosas que hago cuando estoy de buen humor y creo que han encontrado al abominable hombre de las nieves en La Oroya o si viera a Don Diego Santos de Molina liarse a golpes con un Gavilán en la chingana que está frente a mi casa.
Son dos gatos la escusa perfecta para irrumpir en tu mañana, acercarme, verte, sentirte, besarte quizás. Y solo puedo jugar con las posibilidades, serán pequeñas gatitas romanas, ojos verdes, ojos azules, ojos como los tuyos puestos en exhibición tras vidrios que tornan verde, como ojos de gato, la luz del sol. Tocaré la puerta o el timbre y nadie abrirá la puerta. Como un final efectista, todo será un sueño y nunca habré escrito nada, ni leído nada, ni jugado nada. Entraré a la sala bajo el anacrónico árbol de ciruelas que da frutos cuando quiere y nos regala sus flores como pequeños huesitos de papel solo en noviembre, por esos días en que no puedes verlas; y pasaré a esa estancia dividida en dos: sala-bodeguita, y contemplaré tus lentes que resbalan por tu nariz e intentaré acomodarlos sin que agaches la cabeza para poder averiguar, de una buena vez, si es que te molesta que lo haga. Tomarás un gato entre los brazos como se toma a un bebé, y lo acariciarás con la delicadeza de quien limpia y protege de rayaduras un disco de vinilo, tomaré tu mano y me dirás su nombre: Macarena. Tal vez salgas con el segundo gato en brazos hacia el pórtico y no pasaremos por el pequeño jardín que, con la compañia adecuada, podría convertirse en el Rosedal. Hablarás de tu último viaje, yo hablaré de los románticos y desopilantes capítulos de los Simpsons que he visto con tanto tiempo libre, me dirás el nombre del gato: Cleopatra. Tocaré y tu papá o tu mamá me dirán que estás dormida, o que espere, o que simplemente no estás. Me esperarás en la puerta, correré a por tí y sin que te des cuenta te abrazaré furtivamente. Me meterás terror. Saldrás y preguntarás ¿quien eres?, No nos han presentado todavía, pero soy tu enamorado, mucho gusto...¿cómo te llamas?. Y será lo más idiota que he pensado jamás. Luego pensaré en "La señorita Fabiola".
Te veré, saldrás y Cleopatra y Macarena nos verán extrañadas desde el alfeizar, o desde tu cuarto, o desde el ciruelo cuando te diga que te quiero y tu respondas.

sábado, 31 de julio de 2010

Vinilo



Estoy escuchando el primer disco de un grupo llamado 4AM. La envidia se me chorrea por los oidos, se me escurre como vómito, me salta del pecho y mancha el viejo forro de una guitarra que no he sabido tocar desde hace más de dos años. No he llegado a escucharlos en concierto porque he cenado muy a gusto viendo un partido de voley de las matadorcitas y golpeado a mi enamorada con besos cortos sabor a café. Al escuchar cada acorde y solo de guitarra descubro algunos errores de novato que de seguro podrán superar sin este viejo libro de teoría de composición musical de Preston Ware Orem que aún no termino de traducir. Las ganas de rasgar una guitarra que no sea del rock band y que suene como yo deseo, siento y espero me llenan los dedos como la mugre de mis uñas. No soy exquisito con las letras, no soy exquisito con la batería, no soy exquisito, ni sal ni pimienta. Santas claves de sol, barman, sírvame otra coca-cola. La envidia no solo se orgina por saber que están dando su temido primer paso, sino porque hace cinco años tocábamos juntos en las misas del colegio, hace seis, en la kermesse de un colegio de monjas donde comenzó a llover al sonar La menor en mi guitarra, y un año antes tocabamos por primera vez juntos, y uno más atrás mi papá me regalaba mi primera y - puta madre - tal vez la última guitarra que tenga. No salen nostálgicas lágrimas sincopadas, no se me caen insultos descarnados como semi fusas, solo envidia. Y de la buena. Al rata Juan Carlos le propongo, por segunda vez, hacer un grupo pequeño, hacer un par de covers de Radiohead y se nos une Tedy - que dejó su grupo los "Tedyosos" - y quedamos para el domingo, y seguir conversando. No voy a ir, conversaremos por el messenger, nos pasaremos dos canciones y quedaremos para el próximo domingo y cuando llegue el bendito día no haremos nada más que saludarnos y decir: no tengo tiempo, el próximo domingo. Track 8, "Poemas rotos", no me gusta la canción, la doble voz me da arcadas, solo de guitarra, escala tónica cuatro veces, el bajo lleva lenta y torpemente, la batería desea sobresalir. La canción acaba sin sorpresas. Desenpolvo mi guitarra, afino, intento "Prófugos" de Soda Stereo, si Cerati me escucha, se muere. Pruebo ahora el clásico bossanova "La chica de Ipanema", Fa, Sol, Sol menor. No pasa desapercibida mi maltratada cuarta, la primera suena a una lata hecha girones y la cruz encorvada que pinté con spray prestado no soporta a mis dedos, viejas glorias de mentiras y sus intentos de canción. Guardo la guitarra luego de probar aquella canción que escribió mi hermano para nuestros sábados por la tarde en el parque con Harry y Omar, cuando llevamos una falsa serenata a Yuly en su casa y la canción "Te quiero" de los "Hombres G" sonó mejor que nunca. En el bolsillo del forro hay viejas partituras de la orquesta del cole, tiempos que no volverán, ¿quién carajo escucha ahora a Offenbach?. Tomo ahora mi tomo II de los cuentos completos de Ribeyro, la de Seix Barral que salió el año pasado (2009). La envidia se me chorrea por la boca, por agujeros inimaginables, por los ojos. En la antigua Grecia no se atribuía la creatividad a la persona, se creía que era un ente aparte. Cuando alguien hacía algo fabuloso no tenía gran crédito, y cuando lo hacía mal tampoco tenía toda la culpa. A estos entes les pusieron el nombre de "demonios". En Roma le llamaron "genio". La gente tenía un genio, ergo, no era un genio. "Tristes querelas en una vieja quinta". Cuando leo a Ribeyro se me chorrea la envidia.

sábado, 3 de julio de 2010

Aquellos años maravillosos




"...Sus palabras me rompieron el corazón, fue lo primero que sentí..."
Viendo los años maravillosos, la fiesta de Pool.
Hace uno días tenía miedo de llegar a mi casa - no tenía ganas - a enfrentarme con las preguntas inevitables. Eran casi las 8pm y solo quería caminar poco a poco por calles, tiendas y bajos los postes de luz que iluminaron lo que otrora fue un camino para dos. Me gustaría pensar que es sencillo, y es lo que estoy tratando. Pensar. Poco a poco, lentamente. En esas cosas sencillas que hacen florecer el amor, esas cosas que piensas estúpidas por años, y que no harías frente a todo el mundo, frente a todos los transeuntes o todos los contactos del facebook.
El amor te hace ser orgulloso y pedir perdón, y hay noches en que los dos se convierten en un juego de ida y vuelta, de contragolpe, de K.O.

NO HE ACABADO AÚN, AUNQUE EL FINAL YA ESTÉ ESCRITO...

En una tienda compro cigarrillos para bajar la presión arterial, los sentimientos tienen que ver con las hormonas, si la sangre va más lenta,tal vez los sentimientos también.

viernes, 2 de julio de 2010

Es una nena



Hoy he conocido a una mujercita muy linda; y, aunque suene mal, es de mi amigo. Iba a mi casa, lo juro, pero entre a la cabina de internet de mi amigo Charles. Estaba ahí ella, como la princesa del lugar. Sonreia con sobervia a todo el que pasaba a su lado, miraba, sonreia. Carita de luna, mejillas sonrosadas, una piel de bebé que envidiarian las modelos de Victoria Secret. Todos la veían al lado de la escalera donde estaba, la veían y tal vez hasta se enamoren. Me asomé a ver quienes estaban ahí para poder pasar el mi tiempo y dinero jugando, gritando y desinfectándome de mis clases universitarias. Dota uno, dota dos, Para luca cada uno, pe, dice Carlitos. Ok. Reto aceptado. Esa nena encandila a cualquiera con su pequeña sonrisa y cabello corto está mirándome, pero deja de sonreir. Ahora que carajos hice, me pregunto, mientras acomodo mi mochila, mi galleta y mi trasero en la cabina que voy a ocupar. Ahora pasea por el establecimiento como un alma que se dedica exclusivamente a pasar y ser linda como un copito de nieve rosa o algodón de azucar. No me pongo nervioso, o lo disimulo muy bien, incluso me la creo. A jugar se ha dicho. Voy por aquí, estafo por acá, stoneo por acullá. Pierdo el primer dota, el segundo y el tercero ya no cuentan. Con el ego ludopático hecho trizas y dispuesto a la regeneración salgo rumbo a mi casa. Ella está ahí, ahora abrigadita, por supuesto, que hace frío. Clare, se llama Clare. Charles ya la abrigó con ahínco casi paternal, está abrigada y a la moda. Es la princesa de ese mundo de fantasías programado en 2 bits. Entre ludópatas sobresale una angelita con una mirada capaz de doblegar al enemigo más fiero, al jugador más pro y al destacamento más fuerte. Ya de salida, mientras pago por el vicio me acerco a ella, le digo hola y se me cae la moneda al suelo, me mira como diciendo: que huevón eres. No importa, esta muy linda. Cenicienta ha perdido su zapato y va en brazos de su mamá a buscarlo.En unos años, si se puede, me gustaría tener una hija tan linda como ella. Claro que tendría que parecerse a la madre.

martes, 11 de mayo de 2010

Cuy Kobain

No creo que tenga la concha de decir "Thank you". Hay grupos que merecen los covers que se erigen para ellos, tenemos el caso de "Pulse" ese maravilloso disco de Pink Floyd a manos de Dream Theater, o Diana Krall con las canciones de Sinatra, ¿pero esto?. Esto linda con lo imposible, con "Who man sold the puna" de Dina Paucar o el video montaje de Wendy Sullca con la canción Du Hast.



Si mi amigo Kurt estuviera vivo de seguro eligiría un trabajo en el cual no lo deshonren tanto, alguno más alturado como congresista o marca de banco.

miércoles, 21 de abril de 2010

De nueve a catorce

Cuantas veces nos quejamos de que los chicos de ahora, o ya no tiene respero por nadie, van contra la autoridad, que son demasiado emos para ser verdad. Fuman antes, beben antes, tiran antes. Ahora se preocupan porque hay poses del kamasutra que no pueden hacer hasta que se den el estirón. Pero, como leí alguna vez, el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe. Aquí una prueba de esto.

La preocupación de quien tomó esta fotografía - un empleado de un centro comercial en Madrid - era por los nombres del resto de la ropa.

Star peruvian wars

Hay pocas cosas de las cuales podemos sentirnos orgullosos como peruanos. Aparte de la comida, los demás deportes excepto el fútbol y una película que algunos siguen sin ver. Me encontré con este video montaje que podría haber sido una parte muy perturbadora de una película - o seis - como clones. Podría tener su versión 3D.
Si es que la puerta de los mercaderes del desierto en "Star Wars - Epidosio IV: Una nueva esperanza" hablaba en quechua, por qué no: "Star Wars - Episodio II: El ataque de la alpaca"

lunes, 19 de abril de 2010

Osama no era tan malo

Mientras uno pelea con las teorías de Freud y Lacan, escuchando un playlist en youtube, al menos feliz, me encuentro con una versión , a falta de un peor adjetivo, horrible de una canción que me fascina. Se trata de "Teenage dirtbag" de Wheathus manipulada al peor estilo de película juvenil norteamericana. Los comentarios del video varían entre el clásico "Fucking hell", y el más alentador "pop sucks, girls hot".
Alguien puede explicarme ¿Por qué cinco chicas con aspecto de cheerleaders cantan a cinco chicos sacados de revistas de perfume masculino o comercial de desodorante antitranspirante que sus novias son unas bitchs y que no saben lo que se pierden?
Dudo mucho que alguno de esas, por lo menos, cinco mil personas que estan en ese concierto escuchen Iron Maiden. Lo más cerca que estan ellos de Iron Maiden es la media noche.
Imagino cuantos geekes y nerdis que juegan dungeon & dragons los domingos, crean mapas de sus aventuras por la tierra media y crean monumentos a dioses como Pelor y Obad-Hai estaran pidiendo que Osama bin Laden - bin bada bum - tome secuestrado el avión de estos modelitos y lo estrelle, para no molestar a nadie, contra un barco atunero cerca del triángulo de las Bermudas.
Para los que no sepan de que hablo, cosa que dudo - todos saben que es D&D - procedo a poner el video. Si tienen algún tipo de trastorno bipolar o brotes psicóticos, abstenerse. O si tienen los medios para encontrarlos y donarlos a los chinos peleteros, háganlo.



Lo siento, tenía que hacerlo.

Arte fosil

Cuando pensaba que los cassettes y el VHS estaban en el milenio pasado, encontré algo de arte no convencional. Estas son las fotos de Erika Iris Simmons. Tiene una galería en flickr que cualquiera puede ver. Es imperdible. Leyendas como Jimmy Hendrix o los beatles se retratan con cintas que de seguro muchos tenemos en el fondo del cajón de ropa o hemos utilizado para que juegue el gato.


Visiten la galería: http://www.flickr.com/photos/iri5/sets/72157611954107572/

sábado, 17 de abril de 2010

Titulares y suplentes



Acabo de regresar de una pseudo discoteca-bar con música en vivo llamada Antojitos. He comido una pizza con mi familia (papá, mamá, hermano, mi enamorada y yo) y tomamos un caliente de pisco. Estaba muy rico. Antes de eso ha sido la presentanción de el libro: Titulares y suplentes...el equipo ideal de la Región Centro en el conocido local ImaginArte. En este libro hay jugadores tan destacados como Edgardo Rivera Martinez, Sandro Bossio o, uno de mis favoritos, Ulises Gutierrez. También estan mis amigos Jorge y Juan Carlos, editores de la promesa de las editoriales independientes Bisagra-Editores. Y por último, haciendo una analogía al fútbol, el recogebolas, el calichin, el niñito del cantolao, sorpresa, sorpresa, yo. La presentación comenzó a las 7:30 hora peruana - la invitación decía 7pm - y terminó hora y media después. Regresando a mi casa, viendo a mi sombra caminar delante mío, estoy impaciente por leer las dedicatorias que me has escrito los demás jugadores del equipo. De seguro que leeré la mitad, o todos, los cuentos esta noche. Me duele la garganta y tengo fiebre, pero podré soportarlo con algo de limonada caliente... Luego de leer un par de cuentos y todas las dedicatorias, una me deja con un nudo en la garganta más grande que el de la chalina. Es de Ulises Gutierrez:
Para César, con la esperanza que este cuento le guste y esté a la altura del suyo... Gracias Ulises, hoy voy a dormir feliz, y tal vez mañana también.

Tras líneas enemigas



Parecía el desembarco de Normandía. Nosotros corríamos contra ellos y ellos contra nosotros, dispuestos a arremeter con toda su furia, con toda su fuerza, con toda su humanidad. Fue difícil. Eramos iguales en número, pero sus fuerzas eran superiores y con mayor experiencia en el campo. Entre nuestras huestes se encontraban mi hermano, Ramones rosado - código de guerra -, Mijail, Ulises, Perseo (un reculta sin nombre) Jimmy, Blanco, yo y el soldado desconocido. K.I.A. Esa era nuestra compañia. No éramos la easy101 de Band of brothers, tampoco teníamos que rescatar al soldado Ryan. Solo teníamos que cruzar las líneas enemigas. Yo fui el primero en caer en combate. Por esquivar a los enemigos, como huecos de mortero, caí en un torpe intento de avance. No tuve lesiones de consideración, pero si unas ganas inmensas de gritar ¡Médico!. Teníamos que instalar, tras líneas enemigas, algo muy parecido a una bomba. Mas bien a una cabeza nuclear. Pero una sola vez no basta. Era menester atravesar todo el campo, sortear a los enemigos y celebrar cada víctoria momentanea. En cada incursión caíamos como aviones de papel lanzados en lluvia, como bombas sobre Londres, como los rusos en Starlingrand. Poco a poco nuestros cuerpos comenzaban a ceder ante el fragor de las batallas libradas, pero la guerra aún no había acabado. Nuestros enemigos parecían no pasar por lo mismo. En un inevitable ataque frontal, donde todos chocamos, un golpe enemigo pegó en mi cabeza haciendome caer al piso. Todo se apagó, se puso oscuro, sin sonido. Ahora necesitaba a mi médico más que nunca. No estaba cerca. Aunque me pude incorporar no volví a ser el mismo. Era difícil caminar, todo estaba borroso y mis compañeros ya habían iniciado el avance. Me tomó unos minutos recobrar el sentido y volver al campo de batalla. El sol avanzaba implacable, ahora nos empujaba, y calentaba nuestras espaldas, hacia la victoria. Todo se definió con un golpe de suerte. Estabamos a pocos metros de las líneas enemigas. A solo unos pasos. Cinco yardas. Nuestra formación era débil y sería nuestra última oportunidad. No estaban dispuestos a perder, a ceder un centímetro su territorio. Nosotros tampoco. 1, 2, 3, jaitch. Atacamos con toda nuestra fuerza, golpeamos, intentamos avanzar. Mijail toma la cabeza nuclear, mi hermano y Blanco caen primero, yo soy el siguiente. Ramones Rosado y Perseo abren un espacio para que Mijail atraviese las líneas enemigas. Todo estaba perdido para ellos. Celebramos al rededor del campo. El rival se retiró con una guerra perdida en la espalda.
Corríamos como William Wallace gritando libertad. Esa es otra guerra. Cada partido de fútbol americano me parece una guerra diferente. Blanco dijo: Ganamos el super tazón de mondongo. Vamos a almorzar son casi las tres de la tarde.

sábado, 27 de marzo de 2010

Buscando título (prototipo de relato)



Un cigarro. La nueva mochila azul, tomada de una sola aza, sobre el hombro derecho. Se despide de todos en la puerta, son las diez y media de la noche y debe volver caminando. Revisa el celular, lo pone en "Normal" y revisa el nuevo mensaje de texto que le llegó hace unos minutos antes de entrar al baño: Xfvor regresa cn cuidado a ksa, llmme kuando llegues, un bso, apúrate. El taxi en que se van sus compañeros está lleno. Mejor caminar rápido, el camino es largo y solo tiene un cigarro.
Van a ser las once de la noche y la batería del mp3 se agotará antes de llegar a casa, un anuncio de low battery aparece iluminando el bolsillo izquierdo. La última canción que iba a escuchar sería Blank pages de The album leaf. Ooo, batería, no me falles ahora. No llegó al grifo que creía era la mitad del camino y ya se sacaba los audífonos. El cigarro se había acabado, a una cuadra de la unversidad y con ayuda del viento. Mientras esperaba que el semáforo cambie a rojo - para los autos - oyó una voz a lo lejos que pedía que la espere. Era la chica nueva.

Era delgada y de baja estatura. Se llamaba Diana. Diana lo había seguido desde que salieron de la universidad. Le pediría un libro o los apuntes de la clase, estaba indecisa. Cuando se decidió a pasarle la voz no recordaba su nombre ¿Alberto, Roberto, Gonzalo, Fernando? Cuando vió que se sacaba los audífonos decidió perdirle que esperara.

Él no se preguntaba por qué la chica nueva le pedía que espere. Él se preguntaba si habría ganado el Barcelona al Arsenal por la liga de campeones, si por fin nacieron los perritos de su tía Eugenia, y sobretodo si encontraría un ambulante para comprar otro cigarro. Tal vez la chica nueva tendría cigarros. Ella le dijo hola con la mano derecha ondeándola en el aire y el respondió falseando la voz, más aguda, diciendo "que tal".

No se le ocurrió más que preguntarle si vivía por ahí, cuando él respondió que no, que caminaba a su casa porque sus demás compañeros acaparaban el taxi y que no podía ir con ellos, le pidió por favor que la acompañe a tomar el bus al paradero. Él preguntó donde era y si estaba lejos. Caminaron dos cuadras hablando solo de las clases del día, de lo aburrido que llegaba a ser el profesor y de eliminar los horarios a las siete de la madrugada. Él le preguntó si le molestaba que fume porque se iba a comprar un Marlboro en la bodega por la que pasaban y que tenía las rejas cerradas. Diana levantó los hombros e inclinó la cabeza un poco.

domingo, 7 de febrero de 2010

Entre tiempo



No he tenido estas inseguridades desde hace mucho tiempo. Desde que en el colegio el gordo Landeo, el negro Falla y el cabezón Aliaga amenazaban con volverme a pegar - claro que lo habían hecho - y yo esperaba, angustiado, esas pruebas de suspervivencia. Romper mis cuadernos con las tareas, robar mi jugo en caja o lanzar mi mochila a la basura resultaban siendo sus maneras más entretenidas de tenerme en ascuas. Ahora creo que se me vino la inseguridad esa de conocer tus verdaderas limitaciones o traumas escolares. "Es belleza lo que al cubrirte con su manto vuelve triste la misma dicha suavísima con que te arropa...dónde comienza el arco iris majestuoso de la pena". "Mañana vamos a jugar fulbito, mañana a las nueve", pero por supuesto, como no, yo tapo, de arquero o de nueve. Podría empezar diciendo que soy malísimo para el winning eleven. Viendo los partidos que estan pasando por la tv, me resultaría más fácil soportar todo un mundial en nintendo wii que un solo foul de un botín izquierdo contra mi cara. Sería más sincero decir que no quisiera soportarlo de nuevo. El día comienza caluroso y nublado en el depa de mi tío en Surco. Eran las 9:30am y el partido debería estar comenzando. "Todavía no va a comenzar, yo tengo las camisetas", dice mi tío con una sonrisa y su pachocha de deportista amateur. Caminamos tres cuadras y llegamos a la parroquia. Tienen tras la construcción de las misas, que no sé si tiene algún nombre en especial - la capilla en sí -, un gran descampado de tierra con unas improvisadas canchas de fulbito y voley. El padre Renato, un gordito con barba rala y lentes oscuros informa a mi tío que han perdido por walkover. Ahora a jugar "sapo". Mis recuerdos infantiles estan atiborrados de domingos jugando sapo, días de campo jugando sapo y uno que otro día de la madre. Se reune con sus compañeros de juego, que deben de tener el aspecto más antideportivo en comparación a todos los demás deportes: Zapatos, pantalón delgado de tela, lentes con pititas para que no se caigan al piso con los violentos movimientos que el fragor del juego implica y, por supuesto, camisa a cuadros. Practican lanzando las monedas. Sus contrincantes son unos jovenes vestidos de azul de un grupo parroquial que posee siglas en vez de nombre. EPJ. Mientas veo lo malos que son jugando al sapo, lanzando las monedas a la señora que vende gaseosas en lugar de acertar a los 24 agujeritos, incluidos el sapo de bronce que abre la boca en medio de la caja, rueda hacia mí una pelota. Acá, broder. Pateé la bola con fuerza para que llegue hasta el campo que está a 20 metros, sabía que tenía que sacar de manos, así que intenté levantarla con la punta, el calichín se acercó y le pegó en medio de la cara. En la naríz, para ser exactos. Dije perdón en voz baja. La pelota rodó nuevamente hacia mí. La levanté y me acerqué, el jugador se tomaba la naríz y luego miraba su mano para comprobar que no sangraba. Le dí la bola, pero no lo miré. Una vez me dieron con la bola en la cara, al lado derecho. El negro Falla iba a meter un gol de final de copa interbarrios, llevandose al conejo Fernandez y al cabezón Aliaga. Yo jugaba para su equipo, porque no había nadie más y nescesitaban alguien que pague la apuesta, y corrí hacia el arco como periodista, presto a ver el gol de cerca, cuando me pegó en la cara. Luego, la pelota no importó más, el negro arremetió sus patadas contra mí como si lanzara un tiro libre de medio campo. Quítate, pe' we'on. Explicó luego de marcar mi polito blanco con la suela de su zapatilla izquiera. Esperaba algo parecido, quizás de este jugador que metió dos goles para ese partido. Me salvé por mi anonimato. Compré una gaseosa y pensé: habrá un abierto interparroquial de valetodo. Sería paja, como Jesus. Bien paja. Pajazo.